En el camino por aprender fotografía y definir nuestro estilo fotográfico, solemos enfocarnos en la técnica que más nos gusta y en la que primero queremos especializarnos. Luego de aprender la técnica, dominarla, sentirnos cómodos y conformes con el resultado de nuestras fotos, solemos continuar aplicando las mismas técnicas porque sabemos que obtendremos los resultados esperados con el mínimo esfuerzo.
El aplicar la misma técnica que ya dominamos al tipo de fotografía que solemos hacer nos facilita tomar buenas fotos sin pensar mucho en aspectos técnicos o compositivos, lo que nos ayuda a enfocarnos en otros temas como el mensaje que se desea transmitir, el sujeto, etc.

El problema es que cuando nos acostumbramos a siempre aplicar las mismas técnicas en nuestras fotos caemos en la zona de confort, que no es más que continuar con un comportamiento rutinario para conseguir un rendimiento constante sin asumir ningún riesgo, es decir, andar en “piloto automático”.
Estar en la zona de confort es algo que naturalmente busca el ser humano en todos los ámbitos de su vida, ya que le genera estabilidad, seguridad y el mínimo esfuerzo en obtener el mismo resultado, sin embargo el mantenerte en tu zona de confort por tiempo indeterminado sin hacer cambios, puede traerte algunas desventajas para tu fotografía, que muchas veces no notamos hasta después de bastante tiempo.
¿Y cómo puedes detectar que te encuentras en la zona de confort? Estos son algunos de los síntomas de quien está en la zona de confort:
- Sentirnos estancados
- Disminuye la motivación
- Falta de crecimiento profesional
- Falta de creatividad
No te preocupes, no importa sí tienes uno o todos los síntomas, porque todos tienen cura 😛 Sigue leyendo para que descubras qué hacer cada vez que aparezcan.
1. Probar una nueva técnica:
El tomar una buena fotografía implica tantos aspectos: técnica, composición, luz. Dominarlos todos implica una inversión de muchas horas de práctica, de ensayo, error y hasta frustración. Cuando finalmente logramos dominar una técnica puede pasar un largo tiempo para probar una nueva, sin embargo, hacerlo, por muy sencilla que sea la nueva técnica puede ayudarnos a disparar nuestra creatividad, a salir de nuestra comodidad, sacar nuestra mente del “piloto automático” y obligarla a pensar nuevas maneras de cómo lograr una gran foto.

2. Cambiar el ángulo de visión:
De manera natural solemos fotografiar en dirección horizontal y a la altura de los ojos, porque es la manera en la que percibimos el mundo a través de nuestros ojos, sin embargo, cuando nos detenemos unos minutos a observar nuestro entorno, a estudiar nuestro sujeto y pensar qué queremos transmitir a través de él, podemos valernos de varias ángulos que no sólo nos serán útiles para realzar o disminuir a nuestro sujeto, sino que además nos dará otra visión que nos ayudará a transmitir y/o a reforzar el mensaje que deseamos transmitir.

3. Probar con otros tipos de fotografía:
Lo mismo que pasa con la técnica nos pasa con el tipo de fotografía. Una vez que elegimos el tipo de fotografía que queremos fotografiar, es difícil probar uno nuevo, porque además el tipo de fotografía que hacemos está atado a lo que nos gusta y disfrutamos fotografiar.
El tipo de fotografía que disfrutamos se potencia con nuestra pasión por la fotografía, dos combinaciones fuertes que hacen que cambiar sea difícil, porque estaríamos haciendo un tipo de fotografía que no nos llama tanto la atención y con la que no nos sentimos cómodos, por más que amemos profundamente la fotografía.

El probar otro tipo de fotografía hará que tengas que poner en prácticas otras técnicas que tal vez no uses o no son tan relevantes en tu tipo de fotografía, lo que te hará esforzarte y tener una visión diferente del motivo, del sujeto, del fondo y otros elementos compositivos.
Suscríbete a Cristina Lamus Fotografía y recibe gratis la Guía Práctica para Mejorar Tus Fotografía además recibirás actualizaciones y noticias
4. Simplemente atreverte:
Cuando queremos o debemos enfrentarnos a aprender una nueva técnica, es normal que nos invada el miedo, porque estamos saliendo de nuestra zona de confort y esto implica que debemos invertir más tiempo y esfuerzo para conseguir una buena foto.
La idea es que intentes aplicar alguna técnica que te guste pero que no te hayas atrevido a aplicar anteriormente, capaz porque le diste prioridad a otra técnica que te interesaba más o por su complejidad no te atreviste a intentarlo.
Puedes intentar algo que represente un reto para ti, algo que te saque de tu zona de confort, que te desafíe como fotógrafo y te sume, le agregue valor a tus fotografías y a tu experiencia.

Una práctica sencilla que no está asociada a la técnica fotográfica que pudieras intentar, sí aún no lo has hecho, es pedirle a un extraño en la calle hacerle un retrato.
La gente suele ser más amigable y abierta a una foto de lo que piensas. Explícale tu motivo para fotografiarlo, qué viste en él o en ella por lo que quisieras hacerle una foto. Puedes ofrecerle enviarle la foto por mail, así la persona se sentirá más tranquila al tener una copia de su retrato. Al final, puede que te lleves más que un retrato, sino también una historia interesante de la persona que decidiste retratar.

El salir de tu zona de confort te dará más experiencia a través del aprendizaje de una nueva técnica, te ayudará a crecer como fotógrafo y además te desafiará a ser más creativo, porque cuando salimos de nuestra zona de confort, todas nuestras estructuras mentales se mueven, nuestras neuronas hacen nuevas conexiones y es allí cuando surgen nuevas ideas que nunca se nos hubiesen ocurrido estando en nuestra zona de confort, además de mejorar tu auto confianza como fotógrafo.
¡Atrévete! No te dejes llevar por la frustración y verás que al salir de tu zona de confort obtendrás más ventajas que desventajas. Cuéntame cómo ha sido tu experiencia al salir de tu zona de confort.